que no me quiero olvidar
ayer, temprano, a las 7am, íbamos en remis al trabajo y el chofer, edgardo, nos contaba una anécdota sospechosamente poética:
venía el por la ruta en su auto y ve desde lejos algunos destellos metálicos que luego descubrió era el brillo de las herraduras de un caballo negro galopando por la ruta
edgardo no lo puede creer (piensa en el peligro) y acelera hasta alcanzar al caballo que sigue galopando pero esta vez a su lado
siguieron así en paralelo caballo negro y auto con chofer deslumbrado
él me dice que el caballo estaba loco y que se había zafado de la soga que lo ataba a algún establo
yo estaba medio dormido y se me dio esta anécdota como un regalo para enfrentar la monotonía del mundo laboral, hice fuerza para no olvidar estas imágenes
ese mismo día, por la tarde, le recordé esta anécdota a mer que no la había escuchado porque estaba respondiendo unos mensajes
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